La agricultura urbana, tal y como su propio nombre indica, hace referencia al cultivo de plantas en el interior de las ciudades o de sus alrededores, con el fin de producir alimentos de origen agrícola. Los principales espacios en donde se lleva a cabo es en patios, terrazas, pasillos, techos, balcones, solares, puentes e incluso en espacios públicos.
La agricultura urbana ofrece un amplio abanico de posibilidades, tales como huertos de ocio a las afueras de la ciudad, huertos escolares, en residencias de ancianos, huertos terapéuticos en hospitales o centros de salud, huertos didácticos o comunitarios en terrenos públicos o incluso huertos decorativos con fines meramente estéticos.
En la actualidad, el crecimiento de la población española está concentrado en las grandes ciudades, por lo que predomina la vida urbana, con el consecuente abandono del mundo rural.
Sin embargo, a los habitantes urbanos cada vez se les dificulta más la disponibilidad y el acceso a los suficientes recursos alimentarios. Esta complicación se ha hecho más evidente tras la pandemia vivida recientemente, ya que el desabastecimiento en los supermercados ha preocupado a mucha gente.
En relación a este contexto, ha surgido un nuevo desafío para las ciudades: la agricultura urbana y la creación de huertos que garanticen la seguridad alimentaria. Ya son numerosas las ciudades en España que han optado por implementar este método para combatir la crisis y concienciar a la ciudadanía de los problemas medioambientales.
Además de este carácter global, cada persona a nivel particular puede contribuir con la sostenibilidad creando su propio huerto o rincón ecológico.
Aunque de primeras pueda parecer una labor bastante trabajosa y complicada, sobre todo si no se tienen conocimientos previos sobre agricultura, lo cierto es que hoy en día es muy viable y sencillo. Con una búsqueda rápida en internet se pueden encontrar desde guías paso a paso para crear tu propio huerto urbano, hasta vídeos con trucos y consejos para su buen cuidado y máxima optimización de los recursos de los que disponemos, incluso de un modo bastante económico.
Objetivos de la agricultura urbana
Los objetivos principales de la agricultura urbana son la conciencia sobre una alimentación sana, la toma de conciencia sobre los fallos del sistema alimentario actual y la necesidad de tomar acción para crear lugares más sostenibles.
Por ello, podemos decir que su objetivo fundamental es mejorar la alimentación, tanto el acceso a la misma, como su calidad, y la seguridad del abastecimiento de productos naturales.
Por otro lado, tiene el objetivo de vincular a las familias con el proceso de producción y mejorar sus condiciones económicas. En este sentido, también se busca reducir otros gastos, como los costes de transporte y logística asociados a los productos.
Asimismo, otro de sus fines es mejorar la eficiencia de los espacios urbanos y mejorar su paisaje.
Beneficios de la agricultura urbana
Entre los principales beneficios asociados a los huertos urbanos, podemos destacar su importante contribución a la ecología para crear ciudades más sostenibles y su efecto positivo frente al calentamiento global.
Se debe tener en cuenta que los huertos urbanos no son solo una moda, sino que, si se asumen como un proyecto a largo plazo, se pueden convertir en una vía para el autoconsumo de alimentos, lo que, además de ser una gran satisfacción personal, disminuye el consumo masivo y fomenta el respeto a nuestro entorno.
Por otro lado, a nivel familiar, es importante tener en cuenta que tener nuestra propia huerta mejora los ingresos económicos, ya que se produce un ahorro significativo en la lista de la compra. De hecho, dicha rentabilidad ha propiciado que algunas pequeñas empresas se hayan convertido en consumidoras que a la vez son productoras y comercializan sus productos a nivel local.
Además de esto, también aportan ventajas frente a la sociedad, ya que se convierten en lugares de aprendizaje y de apoyo a la economía circular, propiciando que las ciudades sean más autosuficientes. También contribuyen a la convivencia vecinal y al desarrollo de relaciones intergeneracionales, gracias a la participación de diferentes personas en el cuidado de dichos huertos.
En cuanto a nuestra salud, con un huerto urbano tendremos alimentos más frescos obtenidos directamente de la tierra, y mucho más sanos, ya que un huerto particular está menos expuesto a las habituales plagas y enfermedades que son frecuentes en los grandes campos, ya que son mucho más fácil de tratar y prevenir a pequeña escala.
Por último, es importante también el hecho de que una huerta urbana contribuye con el reciclaje, ya que podemos dar un segundo uso a los objetos cotidianos, como botellas o maderas, para utilizar en nuestro huerto. Y, por supuesto, implican un menor impacto ambiental, ya que en los campos agrícolas convencionales se genera un alto consumo de costumbre, electricidad y plásticos, que se puede evitar con el autoabastecimiento.
